autor


Tapa blanda, 360 páginas
Edición: enero 2023
ISBN: 978-8419614070
Imagen portada:
Autor: Guillermo García Figueroa (Memo G., México) ©
Título: La chica que ha perdido el norte. 2021
Técnica: Mixta / cartulina
Dimensiones: 21 X 28 CM
Ha sido un tremendo honor y un gran placer contar de nuevo con Memo para la imagen de la portada. Con él todo es siempre fácil y bonito. ¡Gracias, amigo!
Instagram: megafi41
Facebook: Guillermo Garcìa Figueroa

Reseña de Eva Galán Sempere para Alquiblaweb.
«Si habéis leído ya alguna reseña o libro de este autor, no os sorprenderá que os diga que hay momentos de la lectura, que suenan grotescos o incluso malsonantes, pero faltaría algo en la lectura si obviara esos detalles tratándose de este autor. ¡No lo puede evitar!».
«¡Ey!, ¿qué tal?, ¿cómo va todo?
Mira, voy a intentar explicarte algunas cosas acerca de mí misma a ver si te parecen interesantes.
Soy Cristina. O eso parece ser que dice el autor. No sé bien si es verdad o no. No importa. Asumo ese sistema cultural de interpretación que es un nombre propio.
Ya te digo algo como para ir empezando: «Yo no soy yo». Reconozco que esto es un poco bastante fuerte y lioso. Pero parece seguro, tal y como vas a ver enseguida.
Entonces, si no soy yo, ¿quién soy?».



Esto lo cuenta Martínez (cuando leas la novela sabrás quién es, tranqui...):
«—Bueno, esto que hago yo no está muy bien visto en aquellos tiempos, la verdad. Pero todo el mundo tiene trabajo, en ninguna casa falta de comer, se puede ir tranquila por la calle. Ahora, en cambio, más de la mitad de la gente pasa hambre y no tiene casa. Si vas sola por ahí es muy posible que te violen e incluso te maten. Sí, seguro que con el comunismo y Chaikoski vivimos mejor.
—¿Cómo que Chaikoski? ¿Cómo que Chaikoski?
—Sí, nuestro buen presidente en aquella época.
—Ese es Ceauşescu, ¡coño! Y es un dictador comunista de lo peor que ha parido madre.
—Pero vivimos mejor en todos los sentidos. Hay mayor calidad de vida, como se suele decir por ahí.
Esto ya colma mi paciencia, ¡travo y comunista, puag! Así que le doy su merecido. Pero sin pegarle tiros; recuerdo que he de economizar munición o me quedaré desprotegido. Me quito el cordón de uno de mis elegantes zapatos con disimulo, se lo paso por el cuello suavemente y lo ahogo con alevosía de las buenas. Cuando veo que está bien muerto abro la puerta y lo tiro del coche dejándolo de mala manera ahí en pelotas en medio del descampado. ¡Qué asco! ¿Por qué me tendrán que pasar estas cosas a mí, Dios mío?
Pues nada, que la Cristina de los cojones tampoco está por aquí. Y mira que sigo investigándola por todo este país en el que hace tantísimo frío y aún quedan recuerdos de la época comunista como es evidente.
La busco por otros lugares: Moldavia, Serbia, Bosnia y Herzegovina, Ucrania, Albania, Austria, … Me recorro casi todos los clubes de putas de toda Europa central. Nada. Es como si se hubiera esfumado en su totalidad.
Ya han pasado más de tres meses. Estoy cansado y decepcionado y triste. Decido volver a mi hermoso despacho de Castellón, a ver si me reorganizo un poco. Un algo de tranquilidad no me vendrá nada mal, seguro».
Se me hace necesario dar una pequeña explicación acerca del uso de la expresión «perder el norte» en el título de mi novela La chica que ha perdido el norte, https://www.josepseguidolz.info/la-chica-que-ha-perdido-el-norte. Desde el principio ya supe que eso podría dar lugar a ciertas dudas y así surgió en algunos diálogos con colegas y amigas que habitan en el Cono Sur latinoamericano o cerca.
Quiero señalar que yo mismo vivo en un país que está al Sur del Norte. O sea, España, abajo, abajo del todo de esa especie de engendro capitalista y militarista que es la Unión Europea.
En el caso de la novela la expresión no tiene nada que ver con la geopolítica o la economía mundial y como he encontrado alguien que lo explica mucho mejor que yo, aquí un copia y pega del significado de la misma:
«Cuando alguien pierde el norte significa que pierde la razón, que se comporta de forma desordenada y errática, como si estuviese desorientado, como no supiera dónde está, quién es, ni cómo debe comportarse.
El origen de esta frase proviene de la forma original que se tenía antiguamente para orientarse, es decir, gracias a la Estrella del Norte o Estrella Polar, principal medio de orientación para los navegantes cuando el Sol se encondía tras el horizonte y no podían ver el camino de ninguna forma. Si ellos perdían el Norte, estaban perdidos, a la deriva, sin saber a dónde iban. Y desde entonces hasta ahora se ha mantenido esa gran expresión que es "Perder el Norte"». Fuente: https://expresionesyrefranes.com/2007/02/18/perder-el-norte.
Creo que con esto queda todo aclarado si bien, como siempre, estoy abierto a cualquier comentario (además de que en la propia novela ya los hay).
Y quiero aprovechar la ocasión para aclarar algo más. Previo al inicio de la novela hay tres citas. Una es del filósofo Jean Baudrillard; la segunda del psicólogo Jerome Bruner y la tercera de autor desconocido, encontrada por casualidad en Facebook en la fecha que se indica en el libro. La reproduzco:
«Ellas no piden igualdad ni saben lo que que son las leyes de protección están tan enojadas con su vida sexual que nada les plase este tipo de seres retrogradas no se definen por su jenero por eso ni por que ay tanto apoyo alas mujeres que no lo entienden son seres pero humanos no, el humano agradesen crece y entiende estos seres solo son seres vivos y anosotros nostaca entenderlos esos seres vivos no tienen capacidad de entendimiento en fin».
Cuando lo leí me entraron arcadas y estuve a punto de vomitar. El malestar fue prácticamente tan intenso como el que sintió Cristina, la protagonista de la novela. Pasé varias noches en vela reflexionando acerca de si dejar este asqueroso texto o quitarlo. Finalmente opté por la primera opción a modo no solo de provocación (lo reconozco), si no también de ejemplo de cómo piensan a día de hoy demasiados hombres machos; pensamiento del que, por supuesto, abomino como sabe muy bien quien me conoce. Y sí, en la propia novela también hay algún que otro comentario al respecto.
Bueno, pues eso: quería justificarme (habrá quien piense que no hacía falta; ¡gracias!) y lo he hecho. Me quedo más tranquilo.
(Imagen: curiosite.es) parasite
